Es una enfermedad que produce dificultades respiratorias (jadeos), seguidos de períodos libres de síntomas. Los ataques aparecen de improviso y se calman sin tratamiento o con él. Casi en la mitad de los casos los primeros síntomas se manifiestan antes de los 10 años de edad.
El asma infantil es más frecuente entre los niños, pero en edad adulta su proporción es algo mayor entre las mujeres. No se conocen con exactitud todas la razones que provocan los ataques de asma, pero al parecer se producen en personas con una predisposición y como consecuencia de reacciones alérgicas. Los ataques estrechan y cierran las vías respiratorias, cuando éstas se irritan por diferentes motivos.
Las crisis asmáticas son más frecuentes por la noche, con sensación de jadeo y ahogo. El paciente se pone nervioso, suda, se le congestiona el rostro y tiene que esforzarse para poder respirar, lo cual produce un silbido típico. En muchas ocasiones también hay tos seca. En caso de ataque agudo, hay que tranquilizar al enfermo y avisar con rapidez a un servicio médico de urgencias, que inmediatamente le administrará un tratamiento que abrirá los bronquios con rapidez. Para aplicar un tratamiento preventivo se debe conocer la causa del asma, y proceder a la medicación en función de ella. Si es un asma de tipo alérgico, habrá que descubrir cuál es la sustancia que desencadena la reacción y evitarla en la medida de lo posible, así como disminuir sus consecuencias patológicas con tratamientos de desensibilización.
Los ejercicios respiratorios también resultan de gran utilidad.
Ejercicios respiratorios para enfermos de asma bronquial
- Todos los días al levantarse y al acostarse durante diez minutos:
- Inhalar aire por la nariz mientras se dilata el vientre (como si el aire entrase en la tripa).
- Expulsar el aire por la boca, contrayendo el vientre tanto como se pueda.
- Realizar el ejercicio primero tumbado, luego sentado y por fin de pie, siempre en una habitación bien ventilada (con la ventana abierta).
Medidas para evitar la acumulación de polvo en el dormitorio
- Fuera los muebles o juguetes que puedan acumular polvo.
- Usar un paño húmedo para eliminar el polvo, al menos dos veces por semana, y siempre en ausencia del niño.
- No hacer las camas cuando se encuentra presente el niño.
- Mantener la habitación ventilada constantemente.
- No utilizar colchones, edredones ni almohadas de pluma. Lo mejor es emplear colchones de látex y sábanas sintéticas (de nylon, por ejemplo).
En este enlace encontrarás el libro "Asma en la infancia y la adolescencia"